Ser ciudadano implica,
más que el mero hecho de pertenencia de un individuo a una entidad territorial,
una interacción entre la persona y el medio en que se desenvuelve. El individuo
no es ajeno al ambiente en que su diario vivir se desarrolla, más bien lo
afecta e, incluso, lo transforma. La afectación o transformación del ciudadano
hacia su ciudad depende de cómo interactúa en ella; ya sea de manera positiva o
negativa. Cuando es positiva, se dice que el individuo es un buen ciudadano, y
cuando es negativa, lo contrario.
Pero, ¿qué significa
ser un buen ciudadano? Se afecta positivamente a la ciudad cuando hay una
disposición plena para la convivencia, es decir, cuando el individuo es
consciente de sus derechos y los disfruta, pero también de los deberes que
tiene frente a la sociedad. Es así que los ciudadanos tienen una serie de
responsabilidades tanto como individuos como miembros de una comunidad, siendo
ambos aspectos de igual importancia.
En el ámbito
individual, el buen ciudadano se debe preguntar, ¿qué puedo hacer yo como
persona por mi ciudad?, ¿qué debo hacer para promover una convivencia justa,
saludable y sostenible?, ¿cómo puedo ayudar a la convivencia desde mi profesión
o trabajo? No basta con pagar impuestos, botar la basura en el lugar indicado,
o ejercer el derecho al voto. Si queremos ser buenos ciudadanos tenemos que
querer a nuestra ciudad, apreciarla. Lo que la afecte a ella nos tiene que
importar. Por eso, no sólo debemos tomar en serio nuestro deber de elegir a quienes
se les dará la facultad de administrarla. Eso no basta. Cada uno de nosotros
debe preguntarse lo que significa vivir en comunidad, lo que significa
convivir: aprender a tolerar, a respetar, a ser paciente y a escuchar y
obedecer, así como a reaccionar por lo injusto y hacer respetar las reglas de
convivencia cuando sea necesario.
Por esto mismo, debemos
tener presente que en la ciudad no vivimos solos, y no basta con que una
persona tenga las cualidades mencionadas. También es necesario que las tengamos
como colectividad. Al ser ciudadanos, somos más que una persona, somos una
comunidad que interactúa; nuestro tiempo y espacio lo compartimos con muchos
otros, por lo que el actuar de uno puede repercutir en los demás. La
repercusión puede ser positiva, en cuyo caso el ciudadano ejerce sus deberes
como miembro de la colectividad, o puede ser negativa, lo cual genera daños a
la colectividad y no permite la convivencia. Sí, como ciudadanos, somos
individuos, pero también somos una comunidad. Debemos aprender a trabajar
juntos para tener una mejor calidad de vida.
Es así que el ser
ciudadano comporta dos dimensiones: la del individuo y la de la colectividad.
Ambas son indispensables para identificar lo que es un ciudadano, pues cada persona es un individuo como tal, pero es un individuo que vive e interactúa con muchos otros en su diario vivir. La calidad de vida de la colectividad depende de si los individuos son capaces de aprender a vivir juntos, de tolerarse y respetarse para alcanzar un fin común: el bienestar. Para crear bienestar hay que aprender a dar, ser solidario y compartir con aquellos que vivimos. Debido al estrés y agitación que se vive constantemente a nuestro alrededor , no siempre es fácil vivir bajo tales preceptos, pero debemos tratar de que sea así, pues del egoísmo sólo queda la soledad y la intolerancia. Un ciudadano egoísta es el ejemplo de una afectación negativa hacia la ciudad.
Ambas son indispensables para identificar lo que es un ciudadano, pues cada persona es un individuo como tal, pero es un individuo que vive e interactúa con muchos otros en su diario vivir. La calidad de vida de la colectividad depende de si los individuos son capaces de aprender a vivir juntos, de tolerarse y respetarse para alcanzar un fin común: el bienestar. Para crear bienestar hay que aprender a dar, ser solidario y compartir con aquellos que vivimos. Debido al estrés y agitación que se vive constantemente a nuestro alrededor , no siempre es fácil vivir bajo tales preceptos, pero debemos tratar de que sea así, pues del egoísmo sólo queda la soledad y la intolerancia. Un ciudadano egoísta es el ejemplo de una afectación negativa hacia la ciudad.
En
conclusión :
Este escrito es una
reflexión sobre nuestro rol como ciudadanos, porque así como tenemos derechos también tenemos deberes,
tanto en lo jurídico como en lo moral, y es responsabilidad de cada uno
colaborar para que la vida en nuestra ciudad , en nuestro hogar, en nuestro
trabajo o en el lugar que nos encontremos sea la más grata posible, teniendo un
dialogo cortes , tolerándonos unos a otros no dejándonos llevar por el estrés
que nos rodea en diversas ocasiones demasiado incomodas pero que ala misma ves
incomodamos a las personas que se encuentran a nuestra alrededor , es también muy importante que debemos cumplir
los deberes y derechos que tenemos como ciudadanos jurídicos ya que estamos acobijados por nuestra constitución
política colombiana y es nuestro
principal deber y derecho como buenos ciudadanos aplicarla en nuestro diario convivir.
TE LA RIFASTE
ResponderEliminarCRACK ME AYUDASTE MUCHO
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